Siempre estaré agradecido 

Me llamo Francisco, tengo 31 años y fui ordenado sacerdote en octubre de 2005. Mucha gente me ha preguntado y me pregunta cuando empezó mi vocación ¿Sabéis una cosa? Cada vez la pregunta me resulta más compleja de contestar. No veo un momento concreto ni un lugar para decir cuándo ni donde empezó mi vocación. Es más bien un proceso. Desde os 12 años, en los que ingresé en el Seminario hasta mis 31 años mi vida ha sido una continua búsqueda. Búsqueda de Dios. Búsqueda de lo que Dos quería de mí.

Ahora, siendo sacerdote, búsqueda de lo que Dios quiere en los demás. En este camino, tan difícil de decir hora y lugar, descubro momentos significativos que a modo de peldaños me ayudan a asomarme ante el misterio de mi vocación: ser monaguillo,, la invitación de mi párroco a ingresar en el Seminario, la vulnerabilidad, la fragilidad de mi infancia, las decepciones, la satisfacción de la elección. Estas experiencia siempre han dilatado mi entrega y me convierten en un nuevo buscador de presencias del resucitado. Por tanto, si tengo que definir mi vocación sería una búsqueda en la que Dios ha puesto todo de su parte para que esté donde estoy y sea lo que soy.

Dos cosas tengo que destacar en mi vocación. La primera es la familia. Sin mi familia mi vocación difícilmente sería igual. Sus esfuerzos, en muchos sentidos, son un garante de mi vocación. La segunda Iglesia como madre. Entré en el Seminario con 12 años y me ordenaron con 24 años. He pasado la mitad de mi vida, y a día de hoy, más de la mitas de mi vida entregando mi niñez y juventud a la Iglesia. Me considero un hijo de la Iglesia porque ella me ha educado y criado. Y siempre estaré agradecido.

Finalmente, en mi proceso vocacional Dios ha puesto personas que me han ayudado a definirme como sacerdote diocesano. Tengo amigos religiosos que con su ejemplo y su carisma me han cuestionado sobre cual debería ser mi vocación sacerdotal. El cariño por la Iglesia Madre que te introduce en el presente de tu ministerio. En formar parte de un presbiterio que has ido conociendo y que vas conociendo a lo largo de la vida. La labor del sacerdote diocesano tan amplia en facetas y ministerios. El tener exclusivamente como punto de referencia en mi ministerio esté llamado a vivirlo en la Iglesia de Valencia.

Concluyo diciendo que esta historia personal se resume en dos aspectos: vocación y servicio. Esto es, me siento llamado a ser sacerdotes al servicio de mi Iglesia de Valencia. Desde estos dos puntos intento vivir la búsqueda-encuentro con Dios.